La delincuencia juvenil es además una característica de sociedades que han alcanzado un cierto nivel de prosperidad y, según análisis autorizados, más habitual en los países anglosajones y nórdicos que en los euro mediterráneos y en las naciones en vías de desarrollo. Es decir, en las menos desarrolladas la incidencia de la delincuencia juvenil en el conjunto del mundo del delito es menor que en las comunidades más avanzadas en el plano económico.
La delincuencia juvenil ha aumentado de forma alarmante en los últimos tiempos, pasando a ser un problema que cada vez genera mayor preocupación social, tanto por su incremento cuantitativo, como por su progresiva peligrosidad cualitativa. En las grandes ciudades latinoamericanas, la delincuencia juvenil está ligada a la obtención delictiva de bienes suntuarios de consumo y por lo general no practican la violencia por la violencia misma sino como medio de obtener sus objetivos materiales.
El papel más penoso es, el que los jóvenes de nuestro país (Ecuador) están actuando (vandálica y belicosamente), el mismo que repercute en una sociedad pobre de valores y afectos, todo esto debido a la mala formación personal, a la falta de amor que hay en sus casas, a la falta de juicios que no le permiten razonar descargando su furia saliendo a cometer actos inhumanos en contra de sus prójimos y de sus bienes privados sin el conocimiento o la más mínima conciencia de que no es glorioso.
La delincuencia juvenil se ha convertido en un problema que genera fuerte alarma social. Su raíz procede de distintas causas: la situación económica familiar y social; la falta de posibilidades laborales dignas; el abandono de los adultos responsables del ejercicio de la paternidad (madres apesadumbradas y padres desertores o ausentes); el inadecuado sistema educacional, las tensiones de una sociedad competitiva (acumuladora de bienes materiales y carente de valores humanistas); niños incapaces de controlar sus impulsos, medios de comunicación que no promueven valores adecuados que hagan posible la convivencia y promuevan el respeto al derecho ajeno.
En una sociedad como la nuestra, pobre de valores, en distintos estratos se ven patrones de agresividad, tales como el ser testigos de violencia en el hogar entre padres o hermanos, un historial familiar de comportamientos violentos o delincuenciales, experiencias de humillación, vergüenza, perdida o rechazo, acceso a armas blancas o de fuego. Estas causas o situaciones van transformando al joven en un ser violento y llevarlo a ejecutar acciones encaminadas al vicio o la delincuencia.
En el cantón El Carmen la delincuencia juvenil ha aumentado de forma alarmante en los últimos tiempos, pasando a ser un problema que cada vez genera mayor preocupación social por su incremento , a diario podemos ver personas que acuden a la policía solicitar ayuda porque han sido víctimas de un delincuente y en su mayoría son jóvenes motorizados que aprovechan calles abandonadas donde no hay muchos transeúntes y puedan cometer sus fechorías.
La delincuencia juvenil en el cantón El Carmen ha alcanzado un cierto nivel de peligrosidad en el conjunto del mundo del delito. Estos grupos delictivos que son rechazados por la comunidad cada día están mas organizados e involucran a más personas del sector, los moradores están muy preocupados ya que a diario son víctimas de jóvenes delincuentes que están en una edad entre15-25 años, jóvenes que utilizan la violencia como una forma de rechazo ante cualquier causa que origine este mal como podrían ser por las siguiente causas; Biológicas, psicológicas, sociales y familiares.
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